El movimiento asociativo se fundamenta en la especificidad del síndrome de Down (s.D.). Gracias al estudio de esta especificidad, que radica en la alteración cromosómica del par 21, es posible un mejor conocimiento bio-psico-pedagógico de estas personas y una actuación más específica de acuerdo con las peculiaridades del s.D. y con mejores resultados.
Creemos en las capacidades de las personas con síndrome de Down y en su futuro laboral y social. La filosofía que nos mueve no se centra en sus limitaciones, sino en sus posibilidades y promueve estrategias adecuadas para desarrollar sus capacidades.
Las personas con s.D. son personas diferentes dentro de una sociedad de tantas diferencias y deben ser tratadas como uno/a más entre los ciudadanos, integradas plenamente en la sociedad.
Nuestro movimiento asociativo se inspira en una serie de principios:
1.- Afirmamos la dignidad de la persona, que considera a las personas con síndrome de Down como individuos con sentidos, capacidades, experiencias, ambiciones, necesidades y defectos; asumimos el principio según el cual deben de primarse sus capacidades sobre sus limitaciones.
2.- Afirmamos que “el principio de igualdad de derechos” entre las personas con discapacidad y sin discapacidad significa: que las necesidades de todas los individuos son de la misma importancia, que estas necesidades han de constituir las bases de la planificación social y que todos los recursos se han de emplear de tal forma que garanticen la igualdad de oportunidades para todas las personas.
3.- Desde la solidaridad y la tolerancia, luchamos por la igualdad, con respeto a la diversidad, en una sociedad abierta y plural que se sienta enriquecida con la diversidad y con la participación activa de las personas con síndrome de Down. Las personas con síndrome de Down y sus familias han de ser agentes activos en ese proceso.
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